Juegando aprendo a ser mas tolerante

Criando niños más tolerantes y pacientes a través del juego

Etimológicamente la palabra jugar viene del latín «iocari«, que en su definición es moverse o hacer cosas con la única finalidad de divertirse.

Cuando hablamos de juego, nos referimos a una de las actividades más especiales para el ser humano; la realizamos de forma libre, espontánea, divertida, placentera, gratuita, participativa que aporta al ejercicio de pautas de crianza como la comunicación asertiva.

Para la Real Academia Española (Rae) el juego es «hacer algo con alegría o con el solo fin de entretenerse o divertirse». Para Freud, «el juego es un ejercicio habitual y saludable. Para el niño el jugar es un fin en sí mismo, por el simple placer y disfrute de jugar. Para un educador es un recurso».

Es así que el juego se convierte en el primer acto creativo del ser humano, al que damos inicio cuando somos bebés, creamos vínculos con nuestra realidad exterior, generamos necesidades y deseos que vamos adquiriendo, cuando somos niños jugar no tiene modelos predeterminados, no existen reglas, en el juego no hay un «hacerlo bien», sin embargo, establecemos habilidades sociales entorno a la cooperación y oposición.

Aprendiendo a Socializar a Través Del Juego

El juego es fundamental para el desarrollo infantil, ya que influye directamente en nuestra capacidad de adquirir nuevos aprendizajes que favorecen la adaptación a actividades sociales, en las que pueden verse manifestadas particularidades de una persona como lo son el pensamiento o las emociones, precisando entonces que en la primera infancia aprendemos a través del juego, de acuerdo con Sigmund Freud «todo hombre es su infancia», pues esta primera etapa del ser humano es trascendental y clave en lo que será la persona a futuro. 

Durante mi labor como Trabajadora Social he tenido contacto con familias y niños inmersos en todo tipo de realidades, desde los más vulnerables hasta las más “ricas”, no obstante en todos he evidenciado que definitivamente el juego estimula y fortalece el desarrollo infantil; para el niño este momento de felicidad es un instrumento de afirmación de sí mismo, que le permite ejercitar sus capacidades físicas  (motoras) e intelectuales (cognitivas), pero también, le ayuda a plantear y resolver problemas cotidianos de desarrollo y convivencia.

Durante nuestra infancia observamos la actividad de los adultos que nos rodean, la imitamos y la transformamos en juego, adquiriendo habilidades y relaciones sociales fundamentales para el resto de la vida, es así que la familia es nuestro primer espacio de socialización, en donde aprendemos mediante el modelamiento, por ejemplo, actividades diarias como comer, dormir o saludar las aprendemos de ese primer entorno “la familia”. 

De este modo, si las familias nos involucramos en la educación de nuestros hijos a través del juego y nos “aliamos” con el mismo, produciremos mejores relaciones y vínculos afectivos sanos, también ayudaremos a crear nuevos aprendizajes en los niños y lograremos establecer adecuadas pautas de crianza, es la oportunidad perfecta para enseñar a los niños sobre normas y límites, comunicación basada en el diálogo y sana resolución de los conflictos. 

Jugando Aprendemos a Ser Más Pacientes y Tolerantes a La Frustración

 

Antes de ser mamá veía el juego como una actividad secundaria y sin trascendencia en los niños, sin embargo, con la llegada de mi hija mayor, comencé a entender la familia como un ámbito fundamental para jugar, es una forma muy útil para educar y transmitir valores y patrones de conducta que los padres consideramos adecuados para nuestros hijos, como lo son buen uso del tiempo libre, el fortalecimiento de la autoestima y los autoconceptos, regulación emocional y promoción de la creatividad, desarrollando  su imaginación y  logrando que sean menos agresivos y más tolerantes a la frustración. 

Posteriormente, con la llegada de mi segundo hijo confirmé que el juego es el mejor aliado para lograr estos objetivos o metas, pues es una forma lúdica en la que transmitimos conocimiento a los más pequeños de la casa siempre favoreciendo su aprendizaje. 

Hoy en día diversos factores influyen en la poca convivencia familiar tales como la falta de tiempo, descuidos, las tecnologías (televisión, internet, teléfonos etc.), por esto es que el juego tiene un carácter importante en la convivencia familiar, jugando se puede lograr que ese sentimiento de pertenencia familiar sea fortalecido.

El Juego Como Herramienta de Aprendizaje

Por último, y a modo de conclusión invitó a los padres, madres, tí@s, abuel@s o cuidadores a que vean el juego como el mejor elemento para promover la comunicación, el afecto y los sentimientos sanos, que generan complicidad mutua con nuestros hijos y adicionalmente:

  • Fomenta la popularidad y la competencia social, estos niños que juegan en familia son más valorados como asertivos, en vez de ser los niños que tienden a tener comportamientos negativos.
  • Beneficia la atención del niño, ya que al jugar con sus padres se desarrolla la capacidad de concentración del hijo.
  • Aumenta la actividad infantil, jugar con los hijos convierte las experiencias pasivas en activas y placenteras.
  • Y lo MÁS IMPORTANTE fomenta la felicidad del niño, jugar con los hijos implica que a futuro tendrán adultos muy felices.

Autor:

Leidy Johana Martin Quintero 

Trabajadora Social. Magister en Ciencias de La Familia 

Créditos imagen master1305.

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